Si bien es cierto que las moscas, esos pequeños insectos de enormes ojos compuestos, seis patas y un par de alas, pertenecientes a la familia de los dípteros, son conocidas en todo el mundo con desprecio a raíz de lo molestas e infecciosas que pueden ser, realmente es la “doméstica” o “de la basura”, la principal especie responsable de transmitir peligrosas enfermedades para los humanos.
No obstante, además de los agentes patógenos que propagan, los daños que causan las moscas van mucho más allá de los riesgos a la salud.
Y es que al conocerse alrededor de 160.000 especies, es comprensible que existan algunas capaces de perjudicar los cultivos o incluso alimentos de origen animal.
Riesgos a la salud: principales enfermedades que transmiten las moscas
Debido a su peculiar estilo de vida, la mosca doméstica puede esparcir distintas enfermedades infecciosas y también bacterianas.
Esto ocurre porque al alcanzar la madurez, vuela de un lado a otro olfateando carne descompuesta, basura, heces y otros desechos orgánicos para alimentarse.
Son esos lugares donde sus alas y patas se cargan con cientos de gérmenes que originan afecciones respiratorias, oculares, estomacales o de la piel.
En este sentido, esta clase de mosca puede ocasionar desde una simple irritación en los ojos, hasta una conjuntivitis si compartimos espacios constantemente con ella.
Asimismo, entre las enfermedades oculares propagadas por moscas, también destaca el tracoma, un mal que incluso es capaz de causar ceguera.
Con relación a las otras enfermedades que generan, destacan el cólera, la salmonelosis, la disentería, la fiebre tifoidea y la proliferación de lombrices estomacales.
Otros daños y métodos de contaminación
Del inmenso grupo de las especies de moscas, también hay algunas como aquellas que pertenecen a la subfamilia Calliphorinae, que dañan el pescado curado.
Al igual que las moscas domésticas, este tipo de dípteras portan agentes patógenos y de miasis, sin mencionar las cuantiosas pérdidas que originan al comercio.
Por otra parte, están los psicódidos o “moscas del drenaje”, que consumen residuos biológicos y el limo que se encuentra en las cañerías, pero al salir en grupos numerosos y esparcirse pueden representar un posible riesgo a nuestra salud.
En el último eslabón tenemos a las conocidas “moscas de las frutas”, que colocan huevos en los cultivos para que, al eclosionar, las larvas coman.
Esta clase en particular, son las culpables de que muchos agricultores pierdan hasta el 50% de sus cosechas, puesto que las frutas u hortalizas contaminadas no son aptas para el consumo humano.