Existen cuatro técnicas básicas de masaje que se utilizan en función de la zona: la percusión, el amasado, la fricción y la presión.
La técnica de la percusión consiste en aplicar golpes cortos y suaves para estimular los músculos. Es muy recomendable cuando el sujeto realiza un trabajo sedentario o no realiza ninguna actividad física habitualmente. Aunque las obligaciones laborales y domésticas no siempre permiten ejercitar el cuerpo, es necesario hacer un esfuerzo porque de lo contrario los músculos se aletargan y cada vez cuesta más flexibilizarlos. Por medio de rápidas palmadas y pequeños golpes con el borde de la mano los vasos capilares se dilatan y se recupera el tono cardiovascular.
La técnica del amasado es exactamente como su nombre indica. Se trata de utilizar las yemas de los dedos ejerciendo cierta presión. De este modo se calientan los músculos, que es la forma correcta de empezar y acabar un masaje.
En cuanto a la fricción, consiste en frotar con las manos extendidas la zona que queremos masajear. Primero se utiliza una mano y después la otra, ejerciendo siempre cierta presión.
Por último tenemos la técnica de la presión, que es muy beneficiosa cuando el dolor se localiza en una zona concreta y se requiere un alivio rápido. La forma correcta de hacerlo consiste en utilizar las yemas de los dedos y apoyarse en el pulgar para obtener un poco más de fuerza. Otra opción es recurrir a los nudillos. La presión puede ejercerse en forma de amasamiento, o bien sujetando el músculo dolorido entre cinco y diez segundos antes de soltarlo.