En muchos países, el protocolo del manejo del dolor incluye el uso del metamizol sódico, también conocido como dipirona, un fármaco analgésico, antipirético, antiespasmódico y antiinflamatorio que resulta ser bastante potente y de alta demanda a nivel comercial debido a que su precio suele ser muy bajo. Administrado generalmente por vía oral o intravenosa, lo cierto es que este medicamento genera muchas dudas a raíz de los posibles efectos secundarios que se pueden desprender de su consumo.
Puesto que debido a las variaciones de su principio activo, puede hablarse de metamizol sódico y de metamizol magnésico, nos centraremos exclusivamente en los usos del metamizol sódico y por supuesto, en las razones por las que muchos países alrededor del mundo ponen en duda su seguridad para los pacientes y de hecho, han optado por restringirlo.
¿Por qué se cuestiona el metamizol sódico?
Tanto Estados Unidos como varios países de Europa entre los que destacan Alemania e Italia, han decidido prohibir el uso de este medicamento, explicando la existencia de informes que reportan casos de granulocitosis o neutropenia (pérdida severa de glóbulos blancos debido a daño en la médula ósea que puede ser fatal) que han sido provocados por su uso.
La detección de esta reacción adversa, se acompaña del riesgo de reacciones anafilácticas que pueden aparecer en cualquier momento una vez iniciado el tratamiento, asimismo, se habla de mayores probabilidades de schock circulatorio y arritmias cardiacas. Por todo esto, muchas naciones han optado por acudir a otros medicamentos de efectos terapéuticos similares que no representen tantos efectos colaterales para las personas.
Química y usos del metamizol sódico
Respecto a la estructura química del metamizol sódico, es pertinente anotar que hace parte de la familia de los pirazolónicos entre los cuales se encuentran la dipirona, la fenilbutazona, la oxifenbutazona y otros analgésicos de orden antiinflamatorio. Puesto que no es esteroide, esto es justamente lo que le permite el llegar a controlar de manera eficaz la inflamación, el dolor y la temperatura.
Respecto a su uso, este contempla desde el alivio de los cólicos gastrointestinales y nefríticos, hasta los dolores postquirúrgicos, traumatismos y manejo del dolor de muela.
Muchos profesionales coinciden en que la raíz de que el fármaco puede hacer mal al organismo, se encuentra en la dosis y en la frecuencia de su administración, ya que muchas personas insisten en la automedicación y es ahí cuando se ponen en riesgo, igualmente, se ha dicho que la mezcla racial española-araucana es mucho más resistente y por lo mismo menos propensa a presentar estos efectos negativos.