Como uno de los medicamentos más reconocidos en el mundo, la aspirina cuenta con su propia historia, la cual además de indicarnos el nombre de la persona que se atribuye esta invención, revela varios detalles del proceso que debió seguirse para su consolidación como el alivio estrella ante el dolor.
Si bien su nombre científico es ácido acetilsalicílico este analgésico es por excelencia llamado aspirina y sus orígenes nos llevan a más de 3.000 años atrás cuando Hipócrates en medio de la Antigua Grecia realizaba toda clase de intentos para establecer un remedio para el dolor de cabeza usando para ello corteza de sauce.
Felix Hoffman y la aspirina
Realmente, fueron varias las personas que intervinieron de alguna manera para que la aspirina pudiera ser lo que hoy en día conocemos, es así como se habla de Charles Fréderic Gerhardt, un químico francés que desde su campo de acción efectuó grandes contribuciones para saber más sobre el ácido que hemos mencionado.
Pese a lo anterior, fue el alemán Felix Hoffman quien se quedó con el mayor reconocimiento, pues trabajando para el laboratorio de Bayer, en el año 1897 encontró la manera producir el más puro ácido acetilsalicílico. A partir del 6 de marzo de 1899 la firma farmacéutica Bayer empezó a comercializar este medicamento otorgándole el nombre aspirina, en este tiempo la presentación correspondía a un frasco de vidrio que contenía un polvo blanco.
La polémica es tanta respecto a quién inventó la aspirina, que incluso se señala a Adolf Eichengrün, de origen judío como su verdadero creador.